martes, 13 de septiembre de 2016

Cuando tarde es siempre a tiempo.

Estoy aquí a tiempo. 
Lo se cuando te miro. 

Estoy a tiempo porque a ti nunca se puede llegar tarde, por muy tarde que sea. Estoy a tiempo en ti mientras siento que debería de haber llegado antes. Antes del polvo y de que volaran las cenizas. Llegar a ti con la primera ecuación y las faldas a cuadros. Cuando empezamos a mentir por casa y prometemos que nos ha recogido el padre de una amiga que no existe. 

La vida habría sido más vida. 

Pero ahora que estoy aquí y que en ti nunca es tarde, déjame que te diga que eres el momento perfecto, por mucho que sienta que no he tenido el tiempo a mi favor. Pero te tengo a ti, y sospecho que hay pocas cosas mejores que esa. Mandarinas y polos de limón. Y tú. Tú en tus mil maneras de manifestarte dentro de una vida que se empeña en simplificarnos hasta el punto de hacernos marionetas infectadas de pautas que no me interesan. Tú fuera de estereotipos manoseados. 

Me has bajado las bragas entrando por mi cabeza. 

Eres arte en esta sociedad enferma, las manos frías cuando la fiebre del conformismo nos pone contra las cuerdas. Y te siento latir en tantas partes de mi que a veces creo que te he invitado a que vengas a vivir; a que te instales entre libros y revoluciones internas. No puedo prometerte demasiado orden, pero puedo hacerte promesas desordenadas que te sepan a libertad compartida, y cumplirlas todas para ser siempre el deseo de tus tartas de cumpleaños. 

Te echo de menos todo el tiempo, y eso si que he debido decírtelo, o lo he pensado cuando dijiste aquello de masturbarnos el alma o aquel día que hablaste de la lluvia y mi pelo. Mojado. Chorreando. Y de nuevo sexo. Descontrolado, como pintar con las manos. Eléctricos. Me encienden tus formas. Y más sexo. Con su ingrediente más secreto. Tanto amor que no te cabe en el pantalón mientras te escucho latir el pecho. 

Boom. Boom. Boom. 
Y volamos este planeta de mierda 
por los aires 
mientras nos hacemos añicos con él. 

Quiero recogerte a piezas y volver a montarte. Y correrme en lo más profundo de ti hasta que la palabra ‘’superficial’’ me de arcadas. Vamos a entrelazar las manos, los dedos, los años, que no sepamos mirar la vida desde perspectivas distintas. No voy a suplicarte que te quedes, pero mejor no te vayas, porque he descubierto otro tipo de poesía agarrada con fuerza a los huesos que tienes bajo la piel; y me muero por besarlos. Así que pienso quedarme hasta que no nos envuelva carne para seguir queriéndote con la eternidad que merece el arte. 

Sumisión de ojos grandes perpleja 
frente a todos los gestos 
que se te escapan sin querer 
y me ralentizan los reflejos, 
porque hay cosas que no quiero esquivar. 

Cardiopatía de culo bonito, déjame que te diga que estoy aquí a tiempo porque a ti nunca se puede llegar tarde, y sin embargo, que pena no haberlo hecho antes. Déjame que meta todas mis creencias en tu boca para crear una religión que me permita bautizarme en tu saliva y venerar cada uno de tus pecados más capitales. Conmigo a la cabeza. Y a la cama. Y a los cientos de sitios que contigo, tienen magia. Tiernamente cachonda acurrucada en tu pecho, que esta vez suena a tic-tac y vuelve a recordarme que ojalá hubiese llegado antes. Porque llegar a ti es siempre llegar a todas partes. 

Tienes un jodido mapamundi 
anudado a las muñecas 
y todo un planetario en las caderas. 

Me hundo en tu pantano y salgo llena de barro; me apetece casarme con las partes más turbias de ti. Déjame que baje a los suburbios de tu ser, que me ponga cómoda y me desnude, voy a gemirle al demonio que guardas bajo la cama hasta conquistarlo, porque todo en mi quiere todo de ti. Quiero meterte las manos en el pecho y llenarte la caja torácica de explosivos, y ahora mi amor, quiero que te desnudes tú y me enseñes tus fuegos artificiales. 

Pareces una verbena de verano 
donde nadie conoce invierno, 
y Enero no tiene hueco en el calendario. 

No quiero hacer otra mudanza, después de tus vistas a Central Park nevado, dime que iba a convencerme. Después de tu sabor a sandía y tu olor a mar. Quiero parirte de lo más profundo de mis entrañas, envuelto en mis más inamovibles principios, cogerte entre mis brazos y decirte que, aunque estemos aquí fuera, conmigo tú siempre vas a estar a salvo. De ellos. De los otros. De todos. 

Y regalarte un planeta 
por tu vigésimo segundo cumpleaños. 
Y un trocito de amor transgénico 
con forma de pizza. 

Para que puedas llevarme a la boca. Para que pueda deshacerme en tu paladar. He contado la verdad con algo de prisa, pero a veces tengo ganas de mentir y decirle al mundo que no existes. Por si otras manos, u otras piernas. Por si alguna más se interesa por tu hueso. Ya no me siento una parapléjica emocional, y es que aunque a veces sienta que no he llegado a tiempo, a donde narices voy a ir después de haber puesto los pies en tu universo. No cabes dentro de la palabra ‘’ultramar’’ y aunque no quiero aprenderme los trucos, estoy a punto de pedirte que me expliques tu magia. Me puede esta desidia de no saber cuanto tiempo estarás por aquí. Ojalá las próximas vidas y todas las sucesivas muertes. 

Porque ni juntando 
todas las pecas de este país, 
puedo explicarte 
lo mucho que necesito que te quedes. 

Aquí. En mi. Callejeando por El Bronx en pleno tiroteo mientras me siento atraída por tus balas. ¿Quién dijo que había que ser lugar para que te habiten? Tengo tu hogar cerquita de las ingles, en la parte interna de los muslos. Te he preparado chocolate caliente y mis lunares tienen electricidad. Hay a quien nunca se llega tarde, porque a veces llegar, parece ser lo único importante. 

Y aquí estoy, 
por amor a ti, 
y al arte. 




2 comentarios:

  1. Ingeniosa manera de hablarle con amor y sin tapujos, me encanta la seguridad de ese sentimiento que late en ti, adoro la fuerza con la que trabajas las palabras para hacerlas llegar así, directas y en línea recta.
    Me ha encantado, bonita!!!

    Mil besitos, preciosa.

    Ya te echaba de menos.

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  2. Hola, buen día, interesante propuesta, creo que más de imágenes consentidas que de palabras descritas, pero para bailar cualquier música puede ser la adecuada..
    Gracias, pase buen día, besos azules..

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